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Descubra de qué otras formas puede cuidar de su piel desde dentro hacia afuera…

CUIDA TU PIEL DESDE EL INTERIOR

Por Emma Gunavardhana (periodista de belleza independiente)

MANTÉNGASE HIDRATADA:

¿Por qué? El agua es esencial para tener una de lo más piel saludable.

ZUMO:

Puede que se hayan puesto de moda en los últimos años, pero lo cierto es que los zumos son muy buenos para la piel. Beber agua es una manera de hidratarse, pero el agua también se puede “comer”. De hecho, se considera una forma más eficiente de absorber la hidratación para el cuerpo. Además, al tomar zumos de frutas y verduras, también estamos absorbiendo vitaminas y minerales. Eso sí, no debemos pasarnos de fruta en el zumo para no estar tomando demasiada fructosa. Añada limón y lima para obtener un toque extra de hidratación. Además, actúan como conservantes (lo cual viene muy bien si vamos a prepararnos un zumo para llevarnos al gimnasio).

REDUZCA EL AZÚCAR:

Pruebe una alternativa natural o simplemente reduzca su ingesta de alimentos y aperitivos azucarados.

CÁRGUESE DE OMEGA 3:

No toda la grasa es igual. De hecho, muchos estudios demuestran que las grasas buenas, presentes en alimentos como las nueces, el aceite de pescado y las semillas, pueden ser una excelente incorporación a nuestra dieta. Pruebe a añadir aceite de pescado, como salmón, a su dieta dos veces por semana, y tome un suplemento de aceite de pescado una vez a día.

REDUZCA EL CAFÉ:

Nadie está diciendo que debería renunciar a esa deliciosa taza de café con leche que se toma cada mañana, pero sí que, quizás, con una basta. También puede cambiar su café habitual por té verde o cafés de setas, que contienen aproximadamente la mitad de cafeína.

ESTRÉS DIARIO:

El estrés no solo nos vuelve más irritables, agotados, y sensibles: también puede causar estragos en la piel. Ese cutis apagado y macilento que se nos pone cuando estamos estresados suele ser el primer signo de que el organismo no está bien. Es bien sabido que la meditación ayuda a reducir el nivel de estrés diario y a propiciar un estado mental, físico y emocional de calma. Descárguese una aplicación y pruebe con 10 minutos de meditación al día (aunque piense que no se le da nada bien) y compruebe cómo su piel vuelve a verse tan bien como antes.

HAGA EJERCICIO:

No se trata de machacarnos en la sala de musculación ni de correr tan rápido como podamos en la cinta, sino de cualquier tipo de ejercicio que nos haga sentir mejor después. Nuestra circulación sanguínea mejorará tanto si vamos a dar un largo paseo con el perro como a una clase de ejercicio o una sesión de yoga dinámica. Además, se sabe que el ejercicio regular reduce el estrés diario y levanta el ánimo, todo lo cual se refleja en la piel.

DUERMA MEJOR:

No estamos hablando de dormir más, sino de qué formas podemos sacar el máximo partido a nuestro descanso. Establezca un hábito: intente irse a dormir y levantarse cada día siempre a la misma hora: exacto, nada de dejar repetirse la alarma por la mañana. Al cuerpo le van muy bien a las rutinas, por lo que si adquirimos el hábito de irnos a la cama siempre a la misma hora todos los días, será más probable que termine habituándose a caer en un sueño profundo. Pruebe a apagar todos sus dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse y manténgalos fuera del dormitorio.